Los inmuebles están registrados al costo de adquisición o al costo de donación, según afirma Gianluigi Nuzzi en su obra Via Crucis. El valor real de las casas podría alcanzar los 4.000 millones de euros.
Si en su libro Avaricia, el periodista Emilio Fittipaldi asegura que el ático del cardenal Bertone, ex secretario de Estado de la Santa Sede, se financió con fondos destinados a un hospital infantil, las revelaciones del Gianluigi Nuzzi en su obra Via Crucis son igualmente sorprendentes.
Según los datos de Nuzzi, que tienen su origen en filtraciones de documentos privados de la Santa Sede, el Vaticano dispone de unos 5.050 inmuebles en Roma, de los que la documentación oficial ignora sus metros cuadrados y que, sin embargo, están valorados en el catastro en torno a un euro cada uno.
Fittipaldi, que también trata este asunto en su libro, afirma que el valor de estos inmuebles alcanza los 4.000 millones de euros. Añade que ha tenido acceso a un documento escrito “en inglés y en italiano y destinado al cardenal Pell” que resume “por primera vez el verdadero valor de todos los bienes inmuebles propiedad de las instituciones del Vaticano”.
Según estos documentos, la Santa Sede “posee inmuebles por un valor de 160 millones de euros”. Pero un documento reservado de la Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA) con fecha 7 de enero de 2014 “especifica que casi siempre los inmuebles son registrados al costo de adquisición o al costo de donación, y muchos edificios institucionales están valorados en un euro. Por lo que es de esperar que el valor real sea mayor”.
El Óbolo de San Pedro también se ha visto salpicado por el escándalo. Nuzzi sostiene en su libro que el 79,4% de los fondos que los fieles depositan como limosna en el Óbolo de San Pedro no se destinan a obras de caridad, como se supondría, sino que se usan para gastos ordinarios como sueldos o pensiones.