Heather Ross, de Arizona State University, vaticina que la diabetes será la primera enfermedad a la que se aplicará la salud conectada y, por tanto, la primera en ser monitorizada. El razonamiento, para Ross, es sencillo: "Tenemos una población que responde a esta necesidad. La cifra de pacientes es elevada".
Y es que las enfermedades crónicas son uno de los principales objetivos a la par que motores de sistema de salud inteligente. Una red que permite controlar en tiempo real el estado del paciente y obtener datos de su situación. En este sentido,los 'wearables' juegan un papel fundamental, pasan de ser accesorios a adoptar un rol protagonista en la salud del paciente. Profundiza Robert Krawiec, de Deloitte, que los datos son su verdadero valor: "Permiten tener información en tiempo real en la clínica, que el doctor disponga de datos en tiempo real cuando el paciente está en casa y, por último, un torrente continuo de datos que puede ser contrastado con la información que da el paciente". Además, Krawiec argumenta que la habilidad para monitorizar a los enfermos puede ser un elemento importante a la hora de alertar a los doctores de los posibles problemas. En resumen, aplicar el Big Data al seguimiento del paciente.
"Monitorizarlos facilita el conocimiento de otras enfermedades que han padecido o de otras medicaciones que han tomado. Podría verse en su historial", explica el vicepresidente de tecnologías médicas de Medtronic, Adam Darkins. El experto asegura que todo ello redundaría en una gran reducción de los costes que a día de hoy suponen las enfermedades crónicas para los sistemas sanitarios.
"Para monitorizar a los pacientes es necesario un canal de datos que se vincule a otros sistemas enlazados al paciente". Esta idea tan sencilla supone un salto enorme en términos tecnológicos porque a lo que Darkins se refiere no es sólo al hospital conectado, sino a una red de centros médicos conectados. "No implica únicamente un cambio de adopción de la tecnología, será necesaria una transformación en los sistemas sanitarios" asegura el experto.
En el ámbito de los 'wearables', Krawiec considera que se producirá una transformación y estos dispositivos se convertirán en un accesorio más de nuestra indumentaria a modo de anillo, pulsera o reloj. Incide en la importancia de diferenciar aquellos usos en los que el doctor monitoriza una enfermedad en un paciente y aquellos en los que el usuario controla su estilo de vida porque pretende que sea sano. Un argumento en el que coincidía Jonathan Ballon, vicepresidente de IoT de Intel, en la primera jornada del congreso: "Aplicamos las mismas cosas que a la industria a nosotros mismos, para predecir qué le pasará a mi cuerpo".
El Internet de las Cosas... del tiempo
Menos conocidas son las aplicaciones de dispositivos inteligentes en el ámbito de la meteorología. Según Mark Gildersleeve, miembro de The Weather Company, se generan 15 millones de predicciones por día. La gente está obsesionada con el tiempo, según el experto, y conectarlo ofrecería las soluciones por las cuales los usuarios miran las predicciones cada 15 minutos.
Gildersleeve lo lleva un paso más allá, y considerando que los 'smartphones' cuentan con sensores para medir variables como la temperatura, la humedad o la presión, predice una serie de soluciones del tiempo conectado en diferentes áreas.Cuando se produce un tornado, cambian bruscamente los valores de la presión, este factor, explica, podría ser advertido por el sensor del teléfono e identificar que existe esta amenaza. Otra de las aplicaciones está en las nubles: "La manera actual de predecir que habrá turbulencias en un avión es empezar a sentirlas" bromea Gildersleeve. Aplicando sensores el piloto podría predecir cuando está a punto de sufrir turbulencias y prepararse.
Otro medio de transporte que podría verse afectado es el coche inteligente, con sensores podría medir información del tiempo y estado de la carretera. Datos que se remitirían a la compañía aseguradora y se traducirían en una serie de advertencias para cada conducción. Por último, la más obvia quizás, su aplicación a la agricultura y los sistemas de riego en función de las predicciones meteorológicas.
El edificio inteligente
Tan sólo identificando si una habitación está vacía y reduciendo la intensidad de las luces de forma autónoma, se podría ahorrar un 20% de energía. Y con esta premisa el edificio conectado pretende ser un ejemplo de sostenibilidad y eficiencia. Los diferentes sistemas y sensores se adaptan para la monitorización de los dispositivos en función del contexto, esto es: si hay alguien o no.
"Puedes controlar cuánta gente hay en un edificio, optimizar el potencial y reducir costes haciéndolo más sostenible", comenta entusiasmado Victor Moure de Scheneider Electric. Es la red de electricidad la que provee de conectividad a todos los sistemas que controlarían la luz, el calor, el agua caliente, la ventilación y la energía auxiliar siguiendo parámetros de eficiencia energética. Facilitando el control de la casa sostenible, todo ello se conecta a un panel eléctrico que es posible controlar desde el móvil. Un panel provisto de dispositivos energéticos que recogen datos, un monitor de energía, medidores y sensores inteligentes.
Piensan además en optimizar el espacio con un huerto urbano en la azotea. Conectado, sería capaz de autoadministrar el riego del mismo y establecer predicciones y formas de actuación en función de la meteorología. Todo los dispositivos listos para sumergirse en el mundo conectado.